

Macro-simulacro en la UNAM
Por Jenny L. Muñoz
Por Jenny L. Muñoz
México (Aunam). Al unísono ulularon las alarmas sísmicas en la mayoría de los edificios que componen el circuito central de Ciudad Universitaria (CU). Eran las 10:30 de la mañana. El eco vibrante y agudo fue la indicación para que cientos de estudiantes, académicos y trabajadores abandonaran sus actividades y salieran de las instalaciones donde se encontraban.
Las salidas de emergencia, aquellas puertas que generalmente permanecen cerradas, fueron abiertas rápidamente. Y en un momento comenzaron a desfilar los universitarios por escaleras, corredores y explanadas. La mayoría con tranquilidad y siguiendo las indicaciones de los voluntarios de protección civil.
Un helicóptero, de los llamados Cóndor, de la Secretaría de Seguridad Pública sobrevolaba Las islas. Ahí se agruparon un gran número de estudiantes y visitantes que se encontraban en las instalaciones de la Biblioteca Central, las Facultades de Filosofía y Letras, Derecho, Medicina, Ingeniería, Química, Arquitectura, el Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras y otros edificios del circuito interior.
Se trató del Macro-Simulacro realizado en CU, en conmemoración del 23 aniversario del terremoto que en 1985 devastó la Ciudad de México. Desde muy temprano, elementos de Protección Civil y del Departamentos de Prevención y Combate de Siniestros se ubicaron en lugares estratégicos, acordonaron zonas de riesgo y se prepararon llevar acabo el dispositivo que se montó semanas antes.
De igual forma participaron profesores y personal administrativo de las diferentes Facultades e Institutos y se contó con el apoyo de Topos de México, una de las organizaciones especializadas en rescate más importantes del país y que se fundó a raíz del desastre de 1985.
Fueron exactamente cincuenta segundos los que duró la alarma y durante 15 minutos la mayoría de las personas permanecieron fuera de los inmuebles. Muchos buscaron el mejor sitio para resguardarse, otros se acomodaron entre los prados mientras todo pasaba. La evacuación casi total se logró aproximadamente en 3 minutos.
En uno de los edificios más altos de Ciudad Universitaria, la Torre II de Humanidades, la evacuación se logró en 2 minutos 50 segundos. En cuanto comenzó a sonar la alarma se detuvieron los ascensores. Visitantes y trabajadores se dirigieron a las salidas y bajaron por las escaleras de emergencia. Los niveles 10, 11 y 12 no fueron evacuados debido a que no escucharon la alarma. Este incidente, de acuerdo con Carmen Juárez, Jefa se Servicio de la Planta Baja, es una experiencia que permite darse cuenta de cuales son los aciertos en los dispositivos que se implementan, saber cuáles son sus fallas y solucionar esas dificultades.
Al final el ejercicio se realizó ordenadamente, no se presentaron incidentes o complicaciones de gravedad. Poco a poco la mayoría de los evacuados fueron regresando a los edificios y retomaron sus actividades normales. Para el comandante Roberto Hernández Camarillo, jefe de Bomberos UNAM, se trató de un ejercicio satisfactorio: “Con antelación se envió la información a las diferentes instancias para que participaran. Se indicó la fecha y las actividades que se realizarían. Incluso, se les ofreció capacitación, con el fin de que el ejercicio se realizara de la mejor manera posible”.
Minutos después de que concluyera el Macro-Simulacro bomberos de la Universidad realizaron una exhibición en la explanada de la Facultad de Arquitectura. En esta demostración participaron jóvenes voluntarios a los cuales se les enseñó a usar un extintor para combatir un conato de incendio.
Un gran número de personas se congregó alrededor de la zona que se había determinado para realizar las prácticas de incendio. Con una tea se prendió fuego a una tina especial que contenía combustible y cada uno de los cinco voluntarios realizó la maniobra. El polvo químico seco que salía del extintor al ser accionado provocaba una nube blanca que asfixiaba el fuego.
Claudia Carrasco, alumna de Arquitectura, fue la primera en participar. “Me sentí muy nerviosa, el calor me asustó, pero el bombero me ayudó y pude apagar el fuego. Creo que está bien que realicen este tipo de demostraciones, porque muchos de nosotros nos sabemos qué hacer en estos casos y la mayoría de las veces nos invade el miedo. Como me pasó ahorita.”
El bombero Oscar Jonatan Jiménez reconoce la participación de los alumnos, así como el apoyo de las autoridades. Asegura que se está mejorando en materia de protección civil, sin embargo, mencionó que “hace falta sensibilizar a las nuevas generaciones porque éstas van perdiendo poco a poco esa conciencia que dejó 1985 en la memoria de los mexicanos. La UNAM es pionera en protección civil en México y es necesario que las nuevas autoridades retomen los proyectos de seguridad”.
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