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Personaje: un paramédico




Segundos, sólo segundos, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte, y en ese breve espacio de tiempo las decisiones que se tomen pueden significar mucho... Así reflexiona Ángel Flores, un joven paramédico.
Es un chico alto, delgado y de piel morena. Su cabello es castaño oscuro y su corte es al estilo militar. Su aspecto es impecable y a primeria vista parece un joven sencillo e introvertido. Pero cuando comienza a hablar su sonrisa alegre se escucha en toda la habitación.
Para él es aún es difícil llegar a los accidentes de autos, incendios, o balaceras. Muchas veces, al principio cuando comenzó a trabajar como paramédico, no se sintió capacitado para enfrentar estas situaciones, así que se puso a estudiar. “El entrenamiento es la diferencia entre lograr salvar a una persona herida, o verla morir ahí mismo o llegando al hospital”, asegura.
Empezó su carrera a los quince años, la conjugó con sus estudios de Derecho. Recuerda que siempre tenía poco tiempo, casi no salía a fiestas y no tenía novia. Nunca pensó en eso, de manera casi inconscientemente tenía firme su objetivo. El quería ser bombero como su padre, pero un día descubrió que su verdadero interés giraba en torno al trabajo de los paramédicos.
Al principio era voluntario, así duró dos años, luego comenzó a tomar curos de protección civil y enfermería. Estudió en Veracruz, y tomó algunos curos en la UNAM. Poco a poco se fue especializando y ha llegado a tomar cursos de Rescate Acuático y Rescate Alpino.
Para él hubo momentos en los que creyó no podría cumplir con el entrenamiento y la entrega que requiere un paramédico. Pues estos deben de tener un perfil específico, una actitud y aptitud de servicio a la comunidad. Él las tenía, sólo que en momentos el trabajo es muy arduo y se debe tener también la fuerza de poder soportar situaciones difíciles, pues muchas veces la realidad es muy diferente a lo que ellos hacen en un adiestramiento.
Recuerda que muchos compañeros que querían ser paramédicos descubrieron que no era su vocación. En su trabajo la pasión es infinita, las emociones muchas veces están a flor de piel y se deben saber canalizar. Sabe que hasta ahora ha sido afortunado y nunca se ha quedado paralizado ante una situación difícil, pero lo más importante es que jamás ha sufrido algún percance durante su servicio activo.
Al principio, cuando comenzó a estudiar para ser paramédico, su familia no lo apoyaba. A ellos no les gustaba la profesión que escogió. Esto fue una situación personal difícil que con el tiempo y gracias a su empeño terminaron por aceptar. Principalmente porque nunca considero abandonar sus estudios de Derecho. Ahora Luisa, su madre, está muy orgullosa de él y sabe que importante es el trabajo de su hijo.
Para él la gratificación personal la recibe día a día al ayudar a la gente. Recibe un salario casi simbólico como voluntario, pero eso no le importa mucho ahora. Ha comenzado una empresa de atención de Capacitación en Atención Prehospitalaria con la ayuda de unos amigos, todos son socios y su objetivo central es la capacitación adecuada de personal en este ramo.
Como Coordinador Operativo e Instructor de su empresa, Ángel siempre ha buscado la actualización. Está totalmente convencido de que la experiencia profesional y la capacitación es lo que ayuda al paramédico a salir adelante en los casos más difíciles. Por ello busca que sus alumnos practiquen constantemente dentro del aula y si es posible como voluntarios en alguna corporación. Su labor no es sencilla pues ellos, muchas veces, tienen en sus manos la vida de una persona o de una familia completa.

Ángel aun es joven y sabe que el servicio activo de un paramédico no dura más de diez años, algunos logran quince, pero no es igual. Él ha comenzado a pensar en futuro, por eso quiere impulsar su empresa y de esa forma poder seguir haciendo lo que siempre le ha gustado: Salvar vidas.




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Porque no todos los hombres fueron hechos iguales.

Cuando Dios hizo a los paramédicos trabajó arduamente durante muchos días. En algún momento un pequeño ángel apareció a su lado y le dijo: Señor, estás poniendo mucho empeño en esta creación…
Ante lo que Dios respondió: ¿Has visto las especificaciones que debe cumplir este ser? Estoy creando el modelo de un Paramédico y éste debe ser realmente admirable…

Debe ser capaz de cargar una persona herida a través de una lodosa colina en la oscuridad de una tormenta; sortear balas perdidas para alcanzar a un niño herido y asustado; entrar a casas en las que un inspector de salud no tocaría; y todo eso sin dañar su uniforme.

Debe ser capaz de levantar 3 veces su propio peso; introducirse dentro de autos destrozados sin suficiente espacio para maniobrar; tranquilizar a una madre angustiada mientras realiza RCP en un bebé, el cual es probable que nunca más vuelva a respirar.

Deberá estar siempre al tope de sus condiciones mentales. Trabajando sin dormir, alimentándose de café y comidas a medio consumir, durante días o semanas enteras. Y lo más importante: deberá tener seis pares de manos.

El ángel movió su cabeza y dijo, Seis pares de manos... ¡Eso es imposible!

No son las manos lo que me está causando problemas, dijo Dios, sino los tres pares de ojos que deberá de tener. ¿Y eso sólo para el modelo estándar? pregunto el Ángel.

El Señor movió la cabeza asintiendo y continúo: Un par de ojos verá cuando esté drenando la sangre y obtendrá los signos y síntomas; otro par de ojos al lado de su cabeza le servirá para cuidar su seguridad y la de sus compañeros; y uno más al frente para ayudarle a observar al paciente, atenderlo y darle seguridad mientras le dice que estará bien, aunque él sepa que no es así.

¡Señor!, dijo el Ángel tocando su hombro, Descansa y trabaja en esto el día de mañana...

No puedo, dijo el Señor, Ya tengo un modelo que puede atender a conductores drogados o ebrios de 125 kilos. de peso sin crear un incidente mayor. Además trabaja lo suficiente para alimentar una familia de cinco con el cheque de sus guardias.

El Ángel observó detenidamente el modelo del paramédico y pregunto ¿Puede pensar?

¡Por supuesto!, dijo, puede decirte los síntomas de cien enfermedades diferentes; recitarte dormido los tratamientos en casos específicos; intubar, desfibrilar, medicar en ocasiones necesarias, y mantener RCP continuo en situaciones que cualquier médico dudaría... y aún así mantener su sentido del humor.

Este modelo tiene también un fenomenal control personal. Puede batallar con un paciente politraumatizado; convencer a un anciano enfermo para que colabore y abra la puerta de su hogar; confortar a la familia de una víctima asesinada; y sobre todo, encontrar la mejor ruta para localizar rápidamente una casa que no tiene nombre de calle, numero o teléfono en donde obtener mayor información, mientras que sabe que una persona puede estar a punto de morir ahí...

Finalmente, el Ángel pasó su dedo sobre la mejilla del paramédico y dijo ¡Señor este modelo tiene una fuga! Te dije que estabas tratando de poner demasiadas cosas dentro de este modelo.

Esa no es una fuga, dijo el Señor, es una lágrima...

¿Para qué sirve preguntó el Ángel?

Es la manifestación de sus emociones contenidas. Por los pacientes que tratará de salvar y quizá no podrá, y por saber que él es la esperanza, que él podrá hacer la diferencia entre la vida y la muerte de una persona.

Eres un genio Señor, dijo el ángel.

El Señor pareció sorprendido y dijo: ¡Pero yo no la puse!
 

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