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Por: Jenny L. Muñoz
Asoleados, con lesiones en codos y rodillas, deshidratados y totalmente exhaustos, así terminaron su primer día entrenamiento un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Estación de Bomberos de Ciudad Universitaria. Al principio habían llegado con la intención de tomar un curso de Protección Civil y Primeros Auxilios y conocer un poco el trabajo de un Vulcano, no obstante la lección fue mayor.
Asoleados, con lesiones en codos y rodillas, deshidratados y totalmente exhaustos, así terminaron su primer día entrenamiento un grupo de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Estación de Bomberos de Ciudad Universitaria. Al principio habían llegado con la intención de tomar un curso de Protección Civil y Primeros Auxilios y conocer un poco el trabajo de un Vulcano, no obstante la lección fue mayor.
El curso consistió en Teoría del Fuego, uso de extintores y una pequeña práctica de arrastres y levantamientos. El capitán Oscar Jiménez Méndez estuvo a cago de la sesión teórica. Haciendo uso de las nuevas tecnologías dirigió la clase con una exposición de diapositivas. Habló a los alumnos sobre aspectos que debían tener siempre presentes: El fuego se compone de tres elementos esenciales: calor, combustible y oxígeno… Existen tres tipos de extintores, éstos podemos usarlos de acuerdo a la situación que se esté presentando… Cuando una persona se está incendiando lo que debemos hacer es lo siguiente… Bien ¿Alguna duda?
Muchas interrogantes surgieron y cada una de ellas se aclaró en el momento. Se proyectaron videos ilustrativos de varios incendios y además el capitán ejemplificó con varios experimentos en los que los alumnos participaron. El más impactante fue aquel en el que se hicieron detonar cinco gotas de gasolina y un poco de oxigeno puro en un tubo de metal; el estruendo fue parecido al que genera el disparo de una arma de fuego.
“En la mayoría de las ocasiones los descuidos y las imprudencias ocasionan las tragedias. Es necesario que las personas tomen en cuenta todos aquellos factores que pueden provocar un incendio. En verdad me da gusto que jóvenes como ustedes se interesen en aprender estas cosas y se capaciten… Son segundos, sólo segundos en ocasiones, los que hacen la diferencia entre la vida y la muerte, y en ese breve espacio de tiempo las decisiones que se tomen pueden significar mucho… Y si ustedes están ahí deben saber qué hacer…”. Ese fue el mensaje del capitán Jiménez antes de tomar un receso e ir después a la clase práctica.
Durante el descanso todos aprovecharon para tomar un refrigerio y platicar un poco. No todos habían asistido al curso por la capacitación en sí, algunos llegaron por curiosidad, por conocer la estación, subirse a uno de los camiones y conocer de cerca las actividades de los bomberos. No obstante el curso se realizó debido a otra razón.
Alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales solicitaron la capacitación a la Dirección General de Servicios Generales después de que el pasado 19 de septiembre su institución no participara en el Macro-Simulacro que se realizó en otras Facultades e Institutos de Ciudad Universitaria.
Oliverio Orozco Tovar, alumno de Ciencia Política reconoció en este esfuerzo la oportunidad para formar una brigada de estudiantes que puedan organizarse y apoyar ante cualquier contingencia que se presente en la facultad. “Es difícil, pero podemos intentarlo. Hay que pedir apoyo y para conocer los dispositivos de seguridad que existen para la facultad y darlos a conocer a los demás estudiantes” aseveraba entre sus compañeros del curso.
Así trascurrió el receso, entre ideas y planes. Pero ahora lo interesante: la práctica. Parece fácil, pero ser bombero no es cualquier cosa. Desenrollar una manguera y enrollarla de nuevo es difícil, sin embargo cargarla y caminar con ella al hombro lo es aún más. Sí, muchas de las mujeres que asistieron al curso sufrieron bastante, mas dejaron atrás el glamour. Hay que comentar que el grupo estaba integrado en su mayoría por mujeres, las cuales se olvidaron de las uñas largas, de cuidar su peinado de las inclemencias del sol, entre tantas cosas y realizaron las actividades sin objetar.
Parece mentira, pero varios de los compañeros realizaron cosas que jamás habían hecho y que nunca creyeron que podrían hacer. El ejemplo más claro fue el de Zuriel, para él fue muy difícil subir una escalera más de cuatro metros ya que le tiene pavor a las alturas, además no estaba seguro de querer echarse una machincuepa pues jamás había hecho antes. “Me sentí bien, fue un reto personal, creo que no he vencido totalmente mi miedo pero ahora sé que puedo hacerlo y en caso de ser necesario no me quedare inmóvil”.
Todos cargaron a un compañero con levantamientos como el del carnero, el de bombero y el de mochila. Realizaron el arrastre de metralla y algunos giros para librar obstáculos. El entrenamiento sobre contraincendio fue lo más esperado de la sesión. Experimentaron lo aprendido en clase sobre el uso de extintores, pero apagar el fuego con equipo profesional fue para todos un privilegio. “Sentir el potente chorro de agua que sale por una manguera es algo jamás olvidaré” comenta Emma mientras se sacude la ropa mojada.
Al final del día los alumnos comentaron la práctica: errores, aciertos, recomendaciones, etcétera. Tal y como lo hacen los bomberos después de regresar de un servicio, siempre con el objetivo de mejorar y evitar alguna desgracia por detalles que pudieron solucionarse. “Ese es parte del trabajo en equipo… ser observadores, analizar la situación, cuidarnos unos a otros” comenta el comandante poco antes de preguntarle a Horacio… ¿Alguna vez pensaste en ser bombero?
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